Comentario
Cómo puso Cortés cerco a México
Estuvo Cortés aquella noche en tan gran peligro como temor, porque no tenía más que cien compañeros, pues los otros eran necesarios en los bergantines, y porque hacia la medianoche cayeron sobre él gran cantidad de enemigos en barcas y por la calzada, con terrible grita y flechería; pero más fue el ruido que las nueces, aunque fue novedad, porque no acostumbran pelear a tal hora. Dicen algunos que por el daño que recibían con los tiros de los bergantines se volvieron. Cuando amanecía llegaron a Cortés ocho caballos y unos ochenta peones de los de Cristóbal de Olid, y los de México comenzaron en seguida a combatir las torres por agua y tierra, con tantos gritos y alaridos como acostumbran; salió Cortés a ellos, los siguió la calzada adelante, y les tomó un puente con su baluarte y les hizo tanto daño con los tiros y caballos, que los encerró y siguió hasta las primeras casas de la ciudad; y como recibía daño y le herían a muchos desde las canoas, rompió un pedazo de la calzada junto a su real para que pasasen cuatro bergantines de la otra parte; los cuales, a las pocas arremetidas, acorralaron las canoas a las casas, y así quedó señor de ambas lagunas. Al otro día partió Gonzalo de Sandoval de Iztacpalapan para Culuacan, y de camino tomó y destruyó una pequeña ciudad que está en la laguna, porque salieron a pelear con él. Cortés le envió dos bergantines para que por ellos, como por un puente, pasase el ojo de la calzada, que habían roto los enemigos; dejó Sandoval su gente con Cristóbal de Olid y se fue para Cortés con diez a caballo: le halló revuelto con los de México, se apeó a pelear y le atravesaron un pie con una vara. Otros muchos españoles quedaron aquel día heridos; mas bien se lo pagaron sus enemigos, pues de tal manera los trataron, que de allí en adelante mostraban más miedo y menos orgullo de lo que solían. Con lo que hasta aquí había hecho pudo Cortés muy a su placer asentar y ordenar su gente y real en los lugares que mejor pareció, y proveerse de pan y de otras muchas cosas necesarias; tardó en ello seis días, que ninguno pasó sin escaramuza, y los bergantines hallaron canales para navegar alrededor de la ciudad, que fue cosa muy provechosa. Entraron muy adentro de México y quemaron muchas casas por los arrabales. Cercóse México por cuatro partes, aunque al principio se determinó por tres; Cortés estuvo entre dos torres de la calzada que separa las lagunas. Pedro de Albarado en Tlacopan, Cristóbal de Olid en Culuacan y Gonzalo de Sandoval creo que en Xaltoca, porque Albarado y otros dijeron que por aquel lado se saldrían los de México viéndose en aprieto, si no guardaban una calzadilla que iba por allí. No le hubiese pesado a Cortés dejar salida al enemigo, especialmente de lugar tan fuerte, sino porque no se aprovechase de la tierra, metiendo por allí pan, armas y gente; pues él pensaba aprovecharse mejor de los contrarios en tierra que en agua, y en cualquier otro pueblo que en aquél, y porque dicen: "A tu enemigo, si huye, hazle el puente de plata".